El Sheij le preguntó a un visitante si estaba casado.
El hombre contestó que, aunque no estaba casado, tenía novia, que estaba asimismo presente en la reunión; presentándosela al Sheij en ese momento.
El Sheij dijo entonces:
Ella es la mujer más apropiada para él, y él es el hombre más apropiado para ella. Es una mala costumbre, que se ha vuelto común en nuestro tiempo, que la gente sea novio y novia. Si su amistad tiene que resultar en una boda, entonces está bien, es normal. Pero si ni siquiera están considerando el casarse, es muy malo para ellos el estar juntos.
Por ello, cuando un hombre encuentre una amiga, que le parece que sería buena mujer para él, y si ella está también contenta con él, deberían casarse sin dilación. Una pareja necesita algo de tiempo para conocerse el uno al otro, pero no deben aplazar el tomar una decisión. El período ideal para llegar a conocerse el uno al otro es de entre tres y cuarenta días. Algunas personas pueden descubrir lo suficiente en tres días como para ser capaces de decidir, y otras pueden necesitar hasta cuarenta –pero este es el máximo (quitando circunstancias excepcionales). Si se aplaza la decisión por más de este tiempo, la relación se debilitará, y la duda (entrará) en los corazones de uno o ambos.
Esta mujer es la mejor mujer para el hermano que está aquí, pero nuestros seres inferiores desean tener a todas las mujeres. Los seres inferiores de los hombres odian verse limitados a una sola mujer, y piden tener libertad absoluta, para ir con todas las mujeres que les puedan apetecer. Especialmente en nuestros tiempos, los hombres quieren ser como un carnero en un rebaño de ovejas –un macho por cada cien hembras. Esta es la exigencia del ego, y es por esto que ven el matrimonio como una prisión para sí mismos. Pero tenéis que saber que, aunque consiguiérais libertad absoluta para perseguir los deseos de vuestro ego, y aunque consiguiérais divertiros, vuestro ego aún no estaría satisfecho. Los placeres materiales son como el agua salada para una persona sedienta: cuanto más bebe, más aguda se hace su sed. Pero si le dais a una persona sedienta un vaso de agua fresca, la beberá y estará satisfecho.
Por ello, de entre todas las mujeres, sólo se os permite vuestra esposa según la ley de Dios, si ella aquella dulce y que puede calmar vuestra sed. Mi consejo para todos es que bebáis agua fresca tomando una esposa legalmente desposada. Que cada hombre con novia la tome como su mujer, y cada mujer con novio lo tome como marido.
tomado de: Océanos de Misericordia – Perlas Rosadas, por Sheij Nazim Haqqan